martes, 9 de julio de 2013

VERANO EN LA CIUDAD

Tras las fiestas de San Pedro y San Pablo (nos solemos olvidar de este último), el ambiente de verano se normaliza en Burgos, una vez que gigantillos y gigantones descansan en sus moradas. Por fin el calor tiene continuidad en nuestros termómetros. Las calles del centro son recorridas por turistas y peregrinos, además de por aquellos que aquí permanecemos. Las terrazas hacen su agosto (y su julio). Las sobremesas vienen amenizadas por el pedaleo del Tour. Las piscinas reviven con bullicio. Los pueblos vibran con sus fiestas y con el retorno de sus hijos pródigos. El verano ya ha llegado a la ciudad.